Andarríos chico. Autor Jose Mari Gimon. |
Se puede decir que uno de los misterios ornitológicos gipuzkoanos ha quedado desvelado con las observaciones del pasado 22 de junio por parte de Mikel Alfonso.
Mikel se encontraba participando en el censo de aves acuáticas nidificantes de Gipuzkoa en el tramo del Oria en Irura. Se encontraba censando las garzas, gallinetas y ánades reales cuando se percata de la presencia de dos andarríos chicos (Actitis hypoleucos), uno de ellos un adulto y el segundo un ejemplar juvenil. En ese momento piensa – ya estamos con la historia de todos los años, la duda de si ha criado o no.-Pero prácticamente a la vez, nota como algo se mueve entre la vegetación de la ribera del Oria. Enfoca allí su telescopio y un tremendo gato negro empieza a acercarse hacia el andarríos, agazapado, con el vientre pegado al terreno y apoyando sigilosamente las patas para no quebrar ninguna ramita y evitar cualquier chasquido que avise a su presa. Pero ¡ay!, el adulto de andarríos chico se ha percatado del peligro que se avecina y entonces se produce una respuesta que Mikel no se esperaba. El adulto se abalanza contra el temible gatazo chillando, con las alas extendidas, como un valiente David contra un terrible Goliat. El gato, al principio se encoje aturdido e impresionado por el sorpresivo ataque, pero después persigue a su oponente, al valiente David. Mikel no sale de su asombro, el adulto con un ala extendida y como cojeando se va poniendo a tiro del ataque del felino que una y otra vez cree tener en sus garras al andarríos adulto pero que una y otra vez se le escapa y sin que se de cuenta lo va alejando de su cría.
Cuando cree que lo tiene suficientemente alejado vuela con decisión escabulléndose del gato que de repente, desorientado y burlado mira a un lado y mira a otro y opta por volver avergonzado al espeso follaje de la ribera.
Entre tanto el joven andarríos chico, indiferente al momento de peligro que ha atravesado, ha continuado picoteando el suelo, aprendiendo a diferenciar lo comestible de lo no comestible.
El andarríos chico es una especie que nos ha traído de cabeza hasta hoy en cuanto a su estatus reproductor. Ya en el atlas de nidificantes de Gipuzkoa de 2001 hicimos un considerable esfuerzo para tratar de determinar si era un reproductor o no y entonces se decidió considerar que los últimos individuos que se veían en su migración primaveral se solapaban con los primeros que se detectaban en su migración otoñal, pudiendo quedar en el ínterin una población no reproductora. Ahora hemos desvelado una duda más, de una especie fácil de ver pero de comportamiento reproductor misterioso.
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