(Esta respuesta fue remitida a El Diario Vasco, quien se negó a publicarla sin mayor explicación)
Donostian, 2009ko urriaren 26an
Asier Arrese Zabala, Director de Montes y Medio Natural de la Diputación Foral de Gipuzkoa, replica en DV a nuestras críticas hechas al mal llamado proyecto de restauración ambiental de Inurritza. Pretende el director Arrese que ese proyecto es de restauración, no siéndolo, pues su finalidad no es en absoluto la restauración ambiental, es decir, la reversión desde su estado actual, degradado, a un estado lo más parecido al original posible, sino otra cosa diferente. En lugar de dar marcha atrás, de 'desintervenir', nuestra Diputación ha aprobado un proyecto que muy poco tiene que ver con la restauración ambiental y mucho con una transformación adicional, con una nueva vuelta de tuerca que limita aún más de lo que estaba el espacio disponible para la naturaleza, para la vegetación y la fauna.
Arrese sabe muy bien de las limitadas posibilidades operativas de Itsas Enara Ornitologia Elkartea. Sencillamente no podemos materialmente hacer todo lo que quisiéramos, no disponemos de la ilimitada pólvora del rey, como él y su departamento. Pero sabe muy bien también de nuestros reiterados ofrecimientos para asesorar y colaborar en que su trabajo lo haga bien (¡ímproba misión!). Él mismo nos da en su alegato una muestra de cómo se trabaja en su casa cuando nos invita a alegar en exposición pública: cuando se lleva un proyecto a exposición pública es porque ya ha alcanzado una fase de elaboración cercana a su estado final, y ninguna administración del mundo se ha echado atrás ni ha modificado sustancialmente ningún proyecto a resultas de las alegaciones (auténticos parches) que se presentan en esta fase. Fase que, ilustrativamente, las propias administraciones califican siempre de 'trámite'. Cuando Arrese opone razones de tipo meramente administrativo a nuestra crítica técnica, está indicando claramente cuál es el papel que reserva a las asociaciones naturalistas. Quizás el hecho de que la maqueta expuesta en el mercado de Zarautz date de 2006, tres años antes de que se aprobara el proyecto ‘de restauración’ actual --en un momento en que lo único aprobado era un Plan Especial que no preveía ninguna laguna de agua dulce, por ejemplo--, tenga otra explicación. Y eso de que criticamos 'sin esperar a la finalización de la obra' tiene su miga, precisamente cuando precisamente su departamento acaba de proclamar a los cuatro vientos lo contrario.
Arrese incumple con el proyecto aprobado las prescripciones del Plan Especial para la zona más alta de la margen derecha, la D1, que establecen su destino como zona a restaurar, y se dedica a alterarla y humanizarla aún más de lo que estaba.
El departamento del señor Arrese ha aprobado un proyecto donde, en un corredor de 140 metros de ancho, limitado por dos caminos públicos, crea ex-novo dos nuevos caminos DENTRO del área de mayor valor. ¿Cuál es el objetivo de estos dos caminos? ¿No se disfruta acaso lo suficiente desde un poco más lejos, como hasta ahora, sin molestar innecesariamente a las aves y sin ocupar superficie que tenía que estar en un estado próximo al natural? El departamento foral nos cuenta en sus paneles expuestos en Zarautz que son una ‘EXIGENCIA de la puesta en valor del área regenerada y su utilización como elemento pedagógico y de sensibilización ambiental’. Arrese añade el ‘uso para el paseo y esparcimiento de la población local’. Debería saber que una zona restaurada ya está de por sí puesta en valor aunque no se pise y se disfrute desde 50 metros más allá. Y el esparcimiento de la población nunca ha sido ni será materia por la que ni él como director ni su departamento deban velar, menos aún desviar fondos y esfuerzos cuyo destino es la conservación de la naturaleza, no que la gente se lo pase bien. Eso es desviación de poder, entre otras cosas, ya que el ocio y el deporte, así como su promoción, tienen sus propias estructuras administrativas, que por cierto no han puesto un céntimo para este proyecto. En cualquier caso, los usos recreativos y educativos siempre deberían quedar supeditados a la restauración y a la posible compatibilidad con la conservación, y nunca, como en este proyecto, prevalecer de manera tan perjudicial. No tiene ninguna justificación --ni ambiental, ni pedagógica, ni económica-- el duplicar los caminos ya existentes dentro de la zona que debería ser restaurada. Por otra parte, la población zarauztarra dispone de sobrados itinerarios donde esparcirse paseando, no necesita de más kilómetros. En realidad, de lo que anda escaso es de zonas naturales bien conservadas. Y bien gestionadas.
Arrese ha aprobado un proyecto que, so capa de buscar la mayor diversidad ambiental, destina la mayor parte de la superficie intervenida a crear un ambiente de cuya existencia histórica en el lugar no hay ninguna constancia: un carrizal. Todo ello por existir un punto de afloramiento de agua dulce procedente de la capa freática de la duna (teniendo en cuenta que en cada marea baja esta surgencia lineal queda al descubierto en la propia playa de Zarautz, cabría preguntarse por qué no han creado un carrizal también aquí, pero sigamos). También cabe preguntarse, dado que Arrese está evidentemente preocupado por la conservación de los carrizales, por qué, en vez de ir por ahí creándolos donde la propia naturaleza del terreno aconseja promover otro hábitat distinto, no protege de una vez los valiosos carrizales naturales YA EXISTENTES en Zarautz, como los de Irita, Sakeletxe, Lakumiaga... etc., y evita su destrucción y urbanización por parte del ayuntamiento. Así, de paso, podríamos dejar la transición entre la duna y el cauce en un estado más próximo al original y más valioso desde el punto de vista de la conservación (precisamente por escaso).
La verdad es que el argumento de Arrese tiene tela: hay que buscar la mayor diversidad en cada zona protegida. ¿Y si la zona protegida es exigua y no da para más, como es el caso? Si sólo tenemos un puñado de hectáreas, ¿qué hacemos; microzonas de todos y cada uno de los hábitats diferentes que podamos crear? Todo ello, por supuesto, salpicado de caminitos pedagógicos que lleguen a todas y cada una de ellas.
Las peores intervenciones hechas históricamente sobre la antigua marisma de Inurritza han sido los rellenos con escombro que destruyeron el carácter intermareal de las márgenes. Cualquier proyecto de restauración serio debería contemplar su eliminación total y la restitución de ese carácter intermareal. Evidentemente, no es el caso. El proyecto aprobado se limita a retirar el material de relleno de menos de la mitad de la superficie que ocupa y lo deposita sobre las zonas no restauradas, sobreelevando aún más la cota del terreno en una zona que debía ser intermareal. No han querido llevarse ni el material extraído ni el no extraído, aquí sigue. Eso NO es restauración ambiental, obviamente.
El proyecto aprobado renuncia igualmente a retirar la conducción de aguas negras de la mitad de la ría a su margen derecha, limitándose a desviarla en un corto tramo, lo que limita nuevamente el área de la superficie restaurable. E incomprensiblemente y sin ninguna razón de carácter ambiental, el proyecto contempla nada menos que desviar el cauce de la ría, como efectivamente ya se ha hecho (¿Cuántos metros cúbicos representa esto, señor Arrese? ¿Cuánto gasto inútil e injustificado?)
En fin, señor Arrese, se equivoca Ud. cuando dice que desconocemos el proyecto. Sí lo conocemos, desde luego, y debemos decir que es una buena muestra de lo que pasa cuando no se quieren cumplir las funciones que uno tiene encomendadas, cuando no hay ni ganas ni mucho menos ambición. También es una muestra de la falta de interés que suscitan en nuestras instituciones las cuestiones de restauración y conservación. Y asimismo es una muy buena muestra de lo que sucede cuando se permite el intrusismo profesional y se encomiendan proyectos de carácter ambiental a ingenierías de caminos, canales y puertos, que sabrán mucho (y lo demuestran en este proyecto) de… caminos, canales y puertos, pero nada de restaurar ambientalmente, por ejemplo, estuarios. Dejemos a los ingenieros cumplir sus funciones (que las tienen, como las tienen otros muchos profesionales) dentro de un proyecto de esta clase, pero no permitamos que prevalezcan criterios absolutamente ajenos a la conservación y a la restauración, como lamentablemente ha sucedido en este caso.
Pero es que no acaban aquí los despropósitos. Si el proyecto peca de numerosos fallos, su ejecución real no le va a la zaga. No quisiéramos repetir aquí las críticas ya hechas sobre la cota excesivamente elevada dada al sustrato en la zona que el proyecto establece que será intermareal, ni al incomprensible abandono de incontables piedras en lo que debería ser una superficie continua de limo desnudo, ni a la ausencia de caída alguna de este superficie, ni a la dirección dada a los ‘canales de marea’… Ya han sido publicadas. Pero es que se han compactado activamente los taludes que se han hecho (impidiendo el establecimiento de una gradación natural entre las zonas intermareales y las permanentemente emergidas), se han excavado los ‘canales de marea’ con un talud exagerado.. en fin, ¿para qué seguir?
Y todo esto en una ría cuyo escaso caudal fue en su día reducido aún más tras la desviación de la regata de Igerain a Jai Txiki, directamente a la mar, y cuyos humedales interiores están siendo continuamente rellenados debido a la presión urbanizadora y van perdiendo su capacidad amortiguadora del caudal; en una ría, en definitiva, que tiene una capacidad mínima de reconducir la topografía del estuario y la distribución del sedimento, y por ende de las comunidades naturales, de una forma más equilibrada con su dinámica real. Este hecho debería haber sido el punto de partida a la hora de decidir qué estado final se pretendía para el lugar. Desintervenir, no intervenir más.
Todo lo cual deja bien claro que, una vez más, su departamento nos ha dado gato por liebre (eso sí, a precio de liebre).
Itsas Enara Ornitologia Elkartea
Donostia
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