El fin de semana del 10-12 mayo varios socios de Itsas Enara O.E. nos fuimos de excursión por Tarragona, combinando una visita al Delta del Ebro con una salida en barco desde el puerto de Tarragona para ver marinas.
La cosa empezó bien, la tarde del viernes, desde el coche se vieron dos carracas, una a la altura de Tudela y la otra al pasar por los Monegros. Tras llegar a Tarragona descansamos para la "pelágica" del sábado por la mañana. La salida en barco, organizada por el GEPEC-EdC (Grup d'Estudi i Protecció dels Ecosistemes Catalans - Ecologistes de Catalunya) permite observar varias especies de aves marinas típicas del Mediterráneo como la gaviota de Audouin, pardela balear o pardela mediterránea, además de otras interesantes que también podemos ver en el Cantábrico pero siempre son bienvenidas, como págalos, paíños o incluso frailecillos.
Ya desde el puerto nos vimos rodeados de una nube de gaviotas de Audouin y patiamarillas junto a algún ejemplar joven de cabecinegra atraídas por el pescado que se les iba lanzando. Al poco de abandonar el puerto aparecieron las primeras pardelas baleares, en menor número que otros años y sin seguir la estela del barco. Generalmente se acercaban, hacían una pasada cercana y seguían su ruta. Con todo, las observamos a placer. Uno de los objetivos de esta salida era comparar la pardela mediterránea con la balear y aunque detectamos entre las baleares varios ejemplares que parecían de mediterránea, nos tuvimos que conformar con sólo una buena observación de la especie. Mientras, fueron apareciendo paíños comunes, en algún momento hasta 4 ejemplares seguían al barco, además de algún subadulto de alcatraz, charranes patinegros y comunes (los patinegros cerca de la costa y los comunes más adentro), gaviota sombría y como rareza dos chotacabras.
Págalo pomarino. Autora: Carmen González |
Quizás lo más interesante de la salida, desde luego lo más entretenido, fueron los págalos. Hubo un págalo grande que se acercó varias veces al barco, causando en cada una de ellas una desbandada general de gaviotas y sobre todo disfrutamos con los pomarinos. Al menos 3 ejemplares distintos (dos adultos y un inmaduro) nos siguieron el tramo de vuelta hasta prácticamente el puerto de Tarragona. Las observaciones fueron excelentes, los tres ejemplares pasaron varias veces muy cerca del barco, unas veces volando alto, otras a ras de agua. Curiosamente en un par de ocasiones fue alguna gaviota la que persiguió a un págalo hasta que éste se alejó del barco.
Muy satisfechos con la salida, como otras veces, felicitamos por su buen hacer a nuestros anfitriones a Albert Cama y Matxalen Pauly.
Del puerto nos dirigimos hacia Delta del Ebro con la intención de visitar esa tarde la zona norte. Tuvimos la mala suerte de coincidir con la celebración de una triatlón y por lo que comprobamos su circuito pasaba por todas las carreteras y caminos que intentamos utilizar. Al final acabamos bloqueados por la organización entre arrozales en mitad de la nada. Vista la hora que era aprovechamos la situación para comer algo allí mismo y empezamos a anotar los primeros moritos, pagazas piconegras, fumareles cariblancos y garcillas cangrejeras. Parece que en el Delta cualquier sitio puede resultar interesante. Cuando por fin pudimos llegar a la costa, empezó un festival de canasteras, gaviotas picofinas, charrancitos, chorlitejos patinegros y otros limícolas en plumaje estival: correlimos tridáctilo y común, chorlito gris, aguja colinegra... Como no íbamos sobrados de tiempo decidimos dejar para otra ocasión la visita a la península del Fangar y sus colonias de gaviotas y charranes, y centrarnos el resto de la tarde del sábado y la mañana del domingo en tres puntos de la zona sur: L´Encanyssada, la reserva de Riet Vell y las salinas de Sant Antoni.
Morito. Autora: Carmen González. |
Los observatorios elevados de L´Embut y el Pas de Traves en L´Encanyssada permiten controlar una buena superficie de carrizal, ideal para avetorillos y otros especies como carricero tordal o buscarla unicolor. Desde allí pudimos observar el trasiego de una gran colonia mixta de ardeidas: garcillas cangrejeras y bueyeras, martinetes, garcetas, comunes... además de muchas otras especies como calamones, moritos, flamencos, canasteras, aguilucho lagunero, garzas imperiales, tarros blancos, patos colorados y fumareles cariblancos. El fuerte viento de ese fin de semana dificultó la observación de aves típicas de carrizal y no pudimos detectar avetorillos ni bigotudos o carricerines reales, aunque como compensación el frío y el viento nos libraron de la plaga de mosquitos habitual en el Delta.
En las salinas de Sant Antoni encontramos otro tipo de aves, empezando por los flamencos (había menos ejemplares que en otras visitas), gaviotas picofinas (muy bien vistas), limícolas y charranes: conseguimos observar simultáneamente 6 especies: patinegro y común, charrancito, pagazas piconegra y piquirroja, y fumarel cariblanco, un lujo. Entre los limícolas destacan los chorlitejos patinegros, andarríos bastardos, cigüeñuelas, avocetas y ostreros, además zarapito real, chorlito gris, correlimos menudo y común, archibebes común y claro, chorlitejo grande. Una zona muy buena que nunca defrauda.
La reserva de Riet Veill, gestionada por SEO-Birdlife, tiene arrozales de cultivo ecológico y una pequeña laguna que consigue atraer una gran variedad de aves. Un observatorio junto a la laguna facilita la observación a placer de muchas especies, lo que le convierte en uno de los puntos de visita obligada en el Delta.
Calamón (Foto de archivo) Autor: Lukas Arbeloa |
Cuando llegamos había menos movimiento que en años anteriores, faltaban flamencos y limícolas (cigüeñuelas y avocetas), probablemente debido a que el nivel de agua de la laguna estaba más alto de lo habitual, llegando incluso a destruir muchas de las nidadas de charrán común que crían en la laguna. Según nos explicaron, los riegos en las fincas de cultivo vecinas habían causado el "desastre" y las medidas adoptadas en la reserva (incluso el empleo de motobombas para extraer el agua) no habían impedido la inundación. Pese a todo, disfrutamos con los calamones y sus pollos, descubrimos el precioso escarabajo azul (Hoplia caerulea), conseguimos ver avetorillos y comprobamos que la colonia de charranes comunes seguía activa. El sitio merece la pena.
En resumen, el fin de semana salió redondo y aunque no vimos ninguna especie fuera de lo esperable, que ya es mucho, disfrutamos de uno de los mejores puntos de la Península para las aves acuáticas, con el plus de la salida en barco. A repetir el año que viene. Por cierto, no se debe visitar el Delta y volver sin probar la cassoleta de arroz con erizo de mar y gambas, imprescindible.
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