Autora del vídeo Yulia Borrego
Cuenta la leyenda que el Señor castigó a Mateotxistu por su desmedida afición a la caza. Mateotxistu era un cura de la ermita del Kolitza, que cazaba con ahínco y afán, oficiando misa con la escopeta escondida detrás del altar y el perro atado en la sacristía. Hubo un día que se encontraba a punto de consagrar cuando escuchó a su perro ladrar porque había aventado una liebre. Abandonó la hostia levantada hacia el cielo y a la feligresía y salió corriendo con la escopeta soltando al perro. Ante tanto desatino Dios se enfadó y lo castigó obligándolo a vagar siempre detrás de una liebre veloz silbando a su perro. Dicen que las noches frías de invierno entre la tormenta se escucha todavía el silbido de Mateotxistu llamando a su perro que continúa persiguiendo por toda la eternidad a la liebre (e imagino que a la becada a la espera).
Ni somos curas, ni somos cazadores, pero se puede decir que con nuestra desmedida afición a las aves habríamos podido sufrir un castigo similar.
Un fin de semana completo, salida en barco para ver aves marinas y horas intensivas en el delta hasta que los mosquitos y la falta de luz transformaran el medio en condiciones infrahumanas.
La llegada a la vieja ciudad romana de Tarraco Nova el viernes por la tarde, con hambre lobuna, nos hizo buscar con rapidez algún lugar donde cenar. Como los hombres de Odiseo preparamos holocaustos a Poseidon antes de hacernos a la mar al día siguiente, pidiéndole una mar propicia e infinidad de avistamientos. Sacrificamos conejos para hacerlos a la parrilla, cabras para los rulos de queso de cabra de las ensaladas, terneros para el quitahambres que algunos pidieron, ofreciendo las partes más sabrosas de nuestros platos a todos los dioses del Mediterraneo. Y todo ello regado con caldos de la tierra.
La mayoría dormimos como benditos, pero a los que les tocó la segunda planta de la posada donde dimos a caer, pasaron una noche perseguidos por los gritos de las tres Erinias que corrían por los pasillos, aunque algunos más que Erinias, por su habla pensamos que serían las tres Normas (Uror, Veroandi y Skuld), escapadas de sus helados países.
La mañana del sábado surgió esplendorosa, con una mar completamente en calma, un lago no tiene menos olas. Los holocaustos debieron de ser del gusto de los dioses. En el puerto nos estaba esperando nuestra anfitriona y antigua tesorera de Itsas Enara, Matxalen, con el barco preparado y toda la gente ávida de hacerse a la mar.
Dos bidones de anchoa y sardina prometían una buena jornada de avistamientos. En el mismo puerto empezaron a seguirnos las primeras gaviotas de Audouin (Larus audouinii) que no nos abandonarían en toda la singladura. También los primeros charranes patinegros (Sterna sandwicensis) que delataron su presencia con los agudos y característicos chasquidos que esta especie emite.
Al poco rato de abandonar el puerto comenzamos a ver alguna gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus) y llegaron las primeras pardelas baleares (Puffinus mauretanicus) que no nos abandonarían en todo el viaje.
La mar en calma, sin la más mínima ondulación con un sol ya veraniego, hacía de la masa de agua un espejo en el que se reflejaban perfectamente las pardelas. Y cuando estas se acercaban rasantes sobre el agua dibujaban una línea cada vez que con la punta de las alas o con las patas rozaban la superficie del mar. Igualmente los paiños europeos (Hydrobates pelagicus) que se acercaban al barco pero mantenían una distancia prudencial de las gaviotas y de los págalos.
De vez en cuando hacían su aparición los págalos grandes (Catharacta skua), entraban por una borda del barco y todas las aves marinas que nos seguían, pardelas, paiños y gaviotas huían despavoridas por la borda contraria. Algo muy parecido a los juegos con imanes en los que cargas magnéticas del mismo signo se repelen entre sí.
En algún momento cruzaba algún solitario alcatraz (Morus bassanus) la estela del barco sin prestar gran atención al mismo, a diferencia de lo que hemos observado en el Cantábrico, que también siguen a las embarcaciones. Y en otro instante un grupo de delfines listados (Stenella coeruleoalba) se dejaba ver con bastante claridad, cerca del barco, realizando sus cabriolas y evoluciones buceadoras gracias a las trasparencias del mar, que esté día parecía haberse vestido con el sútil y libiano atuendo de una vestal. La guinda a la salida la puso un pez espada qué se alejó dando saltos y algún cardumen de atunes.
Al volver a puerto nuestros anfitriones nos invitaron a tomar unas cervezas y comentar las anécdotas del día con una jarra en las manos. Pero nuestro afán ornítico era tal que aún a riesgo de parecer descorteses volamos al Delta del Ebro tomando posesión de los bungalows que nos iban a servir de refugio y saliendo rápidamente a ver aves. Empezamos con una buena observación, andarríos bastardo (Tringa glareola), para continuar con calamones (Porphyrio porphyrio), avetorillo (Ixobrichus minutus), cigüeñuelas (Himantopus himantopus), avocetas (Recurvirostra avosetta), fumareles cariblancos (Chlidonias hibridus), charranes comunes (Sterna hirundo) y flamencos (Phoenicopterus roseus), todo ello desde el observatorio de la finca experimental Riet Vell.
Al atardecer acudimos a los observatorios de la laguna de la Encanyissada y el del pont del Través. Por el camino hacia ellos fuimos haciendo paradas, desgranando las observaciones de aves de este rico humedal.
Los primeros, los chorlitejos patinegros (Charadrius alexandrinus), los machos con sus brillantes colores ocres de la cabeza y la hembra más discreta que protegía una pareja de pollitos. Las garcillas cangrejeras (Ardeola ralloides), las primeras canasteras (Glareola pratincola) que con los nervios algunos no fueron capaces de enfocar sus prismáticos antes que se fueran volando. Aunque al día siguiente tendríamos la oportunidad de verlas a placer, posadas y en vuelo. El recorrido se fue transformando en un auténtico disparate, como le gusta decir a Javi, pagazas piquirrojas (Sterna caspia) y piconegras (Sterna nilotica), hasta acabar en un aguazo viendo un grupo de gaviotas picofinas (Larus genei), que con el sol del atardecer que les pegaba tenían un precioso pecho rosado.
Canastera (Glareola pratincola) en el Delta. Autor Josemari Gimón |
Desde los observatorios de la Encanyissada estudiamos los reclamos de los insectívoros estivales, carriceros tordales (Acrocephalus arundinaceus), carriceros comunes (Acrocephalus scirpaceus), buscarlas unicolores (Locustella luscinioides), y otros paseriformes como los escribanos palustres (Emberiza schoeniclus). Aunque las acuáticas seguíen siendo reinas del lugar, muchos patos colorados (Netta rufina), algunos tarros blancos (Tadorna tadorna), calamones (Porphyrio porphyrio) devorando el carrizo y los dormideros de ardeidas, martinetes (Nycticorax nycticorax), garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y cangrejeras (Ardeola ralloides), garcetas comunes (Egretta garzetta), garcetas grandes (Egretta alba), garzas imperiales (Ardea purpurea) y garzas reales (Ardea cinerea). Y como no, pasó una gaviota sombría (Larus fuscus) y los que fuimos sabemos por qué es necesario recalcarlo.
La falta de luz y sobre todo los miles de mosquitos con ansias de beberse nuestra sangre nos hicieron buscar refugio entre paellas y vinos blancos. Probamos tres o cuatro tipos de arroces y fideuas, y trasegamos las necesarias botellas de blanco para empujarlo. Y raudos a dormir porque a la mañana siguiente tocaba madrugar para aprovechar lo que quedaba de día en el delta.
Salimos sin desayunar, aunque a los más apañados nos dio tiempo a prepararnos un british tea, y es que en esto de la ornitología también hay gentlemen y en particular tuvimos la suerte de caer los cuatro hiperactivos en el mismo coche, para tranquilidad del resto del grupo. Fue sin duda la mañana de las canasteras (Glareola platincora). ¡Otro disparate!, las canasteras volando alrededor nuestro, posándose delante y haciendo las delicias de Josemari Gimón y su cámara así como de los que las observábamos. Fue desgranando la mañana sus horas sin darnos prisa por volver a desayunar unas tostadas y cafés que nos prepararon dos mesoneras de pechos generosos.
El final de la jornada no podía terminar sin ver moritos (Plegadis falcinellus). Se hicieron de rogar, pero al final apareció el primer morito y algunas espátulas (Platalea leucorodia). Y finalmente el baño iniciático en el Mediterráneo, donde las chicas lucieron sus carnes para solaz de los seres marinos que las acogieron en su seno, aunque alguna medusa traicionera hiciera alguna trastada. Los que en cambio cargamos carnes tolendas decidimos permanecer ocultos en nuestros ropajes .
La vuelta en coche no se podía desperdiciar y vimos algún roquero solitario para rematar el viaje. El final nos esperaba en Andoain donde cada mochuelo volvía a su olivo con mucha pena aunque regocijo por el estupendo viaje realizado, pero… unos siseos, chirridos y lamentos nos asustaron, una lechuza que a muy baja altura pasó sobre nuestro aparcamiento, y es que para ver aves, no hay tiempo que desaprovechar.
Miembros de Itsas Enara O.E. y sus invitados de honor que participaron en la excursión. Autora: Cármen González |
Listado de aves
Nombre científico
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Nombre vulgar
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Nombre en euskera
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Tadorna tadorna
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Tarro blanco
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Paita arrunta
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Anas strepera
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Ánade friso
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Ipar-ahatea
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Anas platyrhynchos
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Ánade azulón
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Basahatea
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Netta rufina
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Pato colorado
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Ahate gorrizta
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Tachybaptus ruficollis
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Zampullín común
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Txilinporta txikia
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Podiceps cristatus
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Somormujo lavanco
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Murgil handia
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Calonectris diomedea
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Pardela cenicienta
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Gabai arrea
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Puffinus mauretanicus
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Pardela balear
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Gabai balear
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Hydrobates pelagicus
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Paíño europeo
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Ekaitz-txori txikia
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Morus bassanus
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Alcatraz atlántico
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Zanga
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Phalacrocorax aristotelis
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Cormorán moñudo
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Ubarroi mottoduna
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Ixobrichus minutus
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Avetorillo común
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Amiltxori txikia
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Nycticorax nycticorax
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Martinete
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Amiltxoria
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Ardeola ralloides
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Garcilla cangrejera
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Lertxuntxo karramarrozalea
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Bubulcus ibis
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Garcilla bueyera
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Lertxuntxo itzaina
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Egretta garzetta
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Garceta común
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Lertxuntxo txikia
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Egretta alba
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Garceta grande
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Lertxuntxo handia
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Ardea cinerea
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Garza real
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Lertxun hauskara
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Ardea purpurea
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Garza imperial
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Lertxun gorria
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Ciconia ciconia
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Cigüeña blanca
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Amiamoko zuria
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Plegadis falcinellus
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Morito
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Beltzarana
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Platalea leucorodia
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Espátula común
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Mokozabala
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Phoenicopterus roseus
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Flamenco común
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Flamenkoa
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Milvus migrans
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Milano negro
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Miru beltza
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Circus aeruginosus
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Aguilucho lagunero occidental
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Zingira-mirotz
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Buteo buteo
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Busardo ratonero
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Zapelatz arrunta
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Hieraaetus pennatus
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Aguililla calzada
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Arrano txikia
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Falco tinnunculus
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Cernícalo vulgar
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Belatz gorria
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Rallus aquaticus
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Rascón
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Uroilanda handia
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Porphyrio porphyrio
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Calamón común
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Uroilo urdina
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Gallinula chloropus
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Gallineta común
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Uroiloa
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Fulica atra
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Focha común
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Kopetazuri arrunta
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Himantopus himantopus
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Cigüeñuela común
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Zankaluzea
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Recurvirostra avosetta
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Avoceta común
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Abozeta
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Charadrius dubius
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Chorlitejo chico
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Txirritxo txikia
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Charadrius alexandrinus
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Chorlitejo patinegro
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Txirritxo hankabeltza
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Pluvialis squatarola
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Chorlito gris
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Txirri grisa
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Calidris canutus
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Correlimos gordo
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Txirri lodia
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Tringa totanus
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Archibebe común
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Bernagorri arrunta
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Tringa glareola
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Andarríos bastardo
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Kuliska pikarta
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Catharacta skua
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Págalo grande
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Marikoi handia
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Larus melanocephalus
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Gaviota cabecinegra
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Antxeta burubeltza
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Larus ridibundus
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Gaviota reidora
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Antxeta mokogorria
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Larus genei
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Gaviota picofina
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Kaio mokozorrotza
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Larus audouinii
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Gaviota de Audouin
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Audouin kaio
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Larus fuscus
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Gaviota sombría
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Kaio iluna
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Sterna nilotica
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Pagaza piconegra
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Txenada mokobeltza
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Sterna caspia
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Pagaza piquirroja
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Txenada mokogorria
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Sterna sandvicensis
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Charrán patinegro
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Txenada hankabeltza
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Sterna hirundo
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Charrán común
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Txenada arrunta
|
Sterna albifrons
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Charrancito
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Txenada txikia
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Chlidonias hybridus
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Fumarel cariblanco
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Itsas enara musuzuria
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Pterocles alchata
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Ganga ibérica
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Ganga azpizuria
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Columba livia
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Paloma bravía
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Haitz-usoa
|
Columba palumbus
|
Paloma torcaz
|
Pagausoa
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Streptopelia decaocto
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Tórtola turca
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Usapal turkiarra
|
Streptopelia turtur
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Tórtola europea
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Usapala
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Cuculus canorus
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Cuco común
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Kukua
|
Athene noctua
|
Mochuelo europeo
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Mozoloa
|
Tyto alba
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Lechuza común
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Hontza zuria
|
Upupa epops
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Abubilla
|
Argi-oilarra
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Galerida cristata
|
Cogujada común
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Kutturlio arrunta
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Alauda arvensis
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Alondra común
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Hegatxabal arrunta
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Riparia riparia
|
Avión zapador
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Uhalde-enara
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Hirundo rustica
|
Golondrina común
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Enara
|
Motacilla flava
|
Lavandera boyera
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Larre-buztanikara
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Motacilla alba
|
Lavandera blanca
|
Buztanikara zuria
|
Monticola saxatilis
|
Roquero rojo
| Harkaitz-zozo gorria |
Turdus merula
|
Mirlo común
|
Zozoa
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Cisticola juncidis
|
Cistícola buitrón
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Ihi-txoria
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Locustella luscinioides
|
Buscarla unicolor
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Benarriz gorrizta
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Acrocephalus scirpaceus
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Carricero común
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Lezkari arrunta
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Acrocephalus arundinaceus
|
Carricero tordal
|
Lezkari karratxina
|
Sylvia atricapilla
|
Curruca capirotada
|
Txinbo kaskabeltza
|
Muscicapa striata
|
Papamoscas gris
|
Euli-txori grisa
|
Oriolus oriolus
|
Oropéndola
|
Urretxoria
|
Garrulus glandarius
|
Arrendajo
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Eskinosoa
|
Pica pica
|
Urraca
|
Mika
|
Corvus monedula
|
Grajilla
|
Bele txikia
|
Corvus corone
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Corneja
|
Belabeltza
|
Corvus corax
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Cuervo
|
Erroia
|
Sturnus unicolor
|
Estornino negro
|
Araba zozo beltza
|
Passer domesticus
|
Gorrión común
|
Etxe-txolarrea
|
Passer montanus
|
Gorrión molinero
|
Landa-txolarrea
|
Emberiza schoeniclus
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Escribano palustre
| Zingira-berdantza |
Serinus serinus
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Verdecillo
|
Txirriskil arrunta
|
Carduelis chloris
|
Verderón común
|
Txorru arrunta
|
Autor del vídeo Lukas Arbeloa
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